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Gris y Red Strings Club

¡Bienvenidos, supervivientes!

Hoy os traigo un nuevo artículo que tenía muchas ganas de publicar, pero que no he parado de retrasar. Mi intención con El Último Búnker era poder hablar de todo lo que me gusta y eso incluye tanto literatura y cómic, como cine y videojuegos.

Al comienzo de la pandemia, Microsoft puso a un precio de risa el Xbox Game Pass, un servicio de suscripción para los videojuegos de la casa, al estilo de plataformas como Netflix, Filmin o Spotify… De 12’99 € mensuales lo dejaron en 1€, así que me apunté sin dudarlo. La promoción aún continua por si queréis disfrutar alguno de los más de cien juegos disponibles.

La verdad es que lo cogí con muchas ganas y picoteé varias cosas. Aunque no lo aproveché al máximo pues, tras el ansia inicial, perdí un poco el interés.

Aquí os traigo un breve análisis de los dos juegos que me pasé.

Gris

Las acuarelas de Gris son obra de Conrad Roset

Soy bastante fan de los juegos indie, sobre todo si son propuestas tan estéticas y diferentes como Gris, del estudio español Nomada Studio.

¿Qué pasa en Gris? Comienza el juego y nos despertamos en mundo sin color. No sabemos por qué, pero tenemos la sensación de que hemos hecho algo mal. Nuestro personaje está angustiado, roto por el dolor apenas si puede andar, mucho menos correr o saltar, algo mínimo en los juegos de este tipo.

Cuando todo comienza, no hay color. todo es GRIS.

¿Qué hacemos? ¿Dónde vamos? No tenemos indicaciones ni certezas, como en la vida real hemos perdido y tenemos que seguir adelante. Lo que sí tenemos son dudas: ¿lo estaré haciendo bien? ¿Es esta dirección? No es algo raro, muchos juegos te generan esta misma sensación, “encontraré algo útil tras esta puerta o me perderé algo importante”. Pero aquí todo es más intenso.

Lo siguiente que sientes, tras las dudas, es satisfacción. Hemos conseguido levantarnos de la cama, hemos conseguido ir a trabajar o avanzar al siguiente nivel. El juego avanza, así, despacio, sin darnos apenas indicaciones. Muchas veces hacen falta más intentos. Muchos intentos. Demasiados para algo tan simple. Pero la satisfacción es mayor.

El juego te guía, sin palabras, con el dibujo y el color, que sí, va regresando, como la normalidad, a tu vida, y te va mostrando el camino para salir de la situación en la que estás. Aunque no siempre es obvio, al final lo terminas viendo.

Fui tomando nota según iba jugando, porque quería dejar constancia de las sensaciones que Gris me provocaba, para que el tiempo no las diluyera. Lo que acabáis de leer son esas apreciaciones in situ.

Gris es un juego precioso, basado en el color y en las acuarelas del artista Conrad Roset. Una delicia para los fans de la ilustración y un juego de puzzles y plataformas perfecto para todos los públicos.

Red Strings Club

Red Strings Club comienza «in media res»

Pasamos de una alegoría de la depresión a una distopía ciberpunk heredera de la mejor ciencia ficción. Desarrollada por Deconstructeam, otro equipo nacional, estamos en una aventura gráfica point and click llena de puzzles y con un guión fantástico.

En Red Strings Club controlamos a varios personajes en diferentes momentos de una historia sobre corporaciones, inteligencia artificial, modificaciones genéticas y, sobre todo, la Libertad, la Moral y lo que nos hace humanos. Es otro juego corto, aunque tiene distintos finales dependiendo de las decisiones que tomes. Aquí, cada paso que das es importante y tiene consecuencias más adelante. Todo está conectado.

En la trama, sin hacer spoilers se habla de una posible mejora que haga las vidas de las personas más sencillas y se te plantean muchas hipótesis y dudas. ¿Hasta qué punto debemos controlar lo que nos hace humanos? ¿Debemos abandonar la tristeza y la violencia de manera artificial? ¿Podemos obligar a una sociedad a dejar de odiar?

Red Strings Club logró algo parecido a Gris, pero de una manera diferente. Si en el primer caso, estaba deseando llegar al final para encontrar la felicidad o, al menos la calma, este juego te hace reflexionar, te agita y te pone ante el espejo de tus propias contradicciones. Te hace pensar con los temas morales que te plantea y te hace ser consciente de tus propias incoherencias. En un momento determinado tienes que decidir cómo será la sociedad futura. Y claro, la quieres lo mejor posible, ¿no? ¿Dónde entra entonces la libertad individual?

Una de las preguntas que te plantean es: ¿deberíamos acabar con el odio?

Te miras a ese espejo y a lo mejor no te gusta lo que encuentras. De hecho, en un momento concretó dejé de jugar porque no me sentía cómodo con ninguna respuesta. Decidí no decidir, tirar por el camino del medio y dejar de jugar. Pero eso no funciona, porque no avanzas. Finalmente hice de tripas corazón para poder terminar el juego. Y menos mal.

Es uno de esos juegos imprescindibles. Perfecto tanto si te gustan los videojuegos, como si solo buscas una gran historia. Un gameplay sencillo, accesible y muy cortito.

¿Qué os han parecido estos juegos? ¿Los habéis probado? ¿Tenéis el Game Pass? Yo os animo a buscar en el catálogo de XBOX porque seguro que encontráis algo que os interese. Quizás vuelva a suscribirme en otro momento.

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