¡Bienvenidos, supervivientes!
Acaba la primera semana de abril y yo os traigo nueva reseña. Una extra, muy rápida y corta como el libro del que hablo. Aprovecho, además, para contaros que me he apuntado al Club de Lectura de Sinopsis Compartida y que estoy leyendo -terminando de hecho- la novela La chica de nieve de Javier Castillo, autor de El día que se perdió la cordura. Espero traer reseña por aquí.
También se retrasa el book-haul por razones obvias. Excepto un par de e-books, no ha entrado nada en casa.
Entremos en harina. El reflejo infinito es una obra cortita, que se lee en un suspiro. Recuerdo que, pensaba leerlo en mi sesión diaria de bicicleta, pero terminé enganchado y leyéndolo de una sentada. Es una historia que, aunque parezca un lugar común, te atrapa y no te suelta. Algo que, al protagonista, Octavio, también le pasa.
Octavio es un personaje gris, apenas unos apuntes de personaje, que gusta de leer. Vive una experiencia traumática y descubre, por sorpresa, que puede trasladarse a los libros. ¿Es Octavio un superheroe? No es un personaje de fondo, sin importancia y que, en circunstancias normales, solo nos encontraríamos una vez en la obra. Pero aquí, sin comerlo ni beberlo, se convierte en protagonista de su historia.
Para ser sincerios, Octavio somos todos. Es ese lector empedernido, Quijote en potencia, que lee mientras su vida pasa. Espectador de la mayor aventura que tendrá jamás, trata de usar sus recién adquiridos poderes para convertirse en algo más. Pero, claro, como no podía ser de otra manera, ese poder se le sube a la cabeza y le lleva a un lugar del que no puede salir.
¿Y qué pasa mientras Octavio está encerrado? Que otro personaje se aprovecha de él. Porque no ha pensado bien sus movimientos y su idea de bombero -seducir a una mujer en una novela- se convierte en su peor pesadilla.
Octavio somos todos los lectores. Pero también ese tipo concreto de lector que quiere ir un poco más allá. Desarrollar un final diferente, escribiendo un fanfic, por ejemplo. O convertirse él en el héroe de la obra, pues tiene esa fantasía de que lo que no ha logrado en la vida real, será más fácil en el mundo de las palabras.
Finalmente, Carlos Arroyo en un experimento literario que podríamos catalogar de arriesgado, pues rompe la cuarta pared, nos lleva no a uno sino a dos giros de guión que concluyen con una discusión entre Octavio, que ha ido creciendo durante el desarrollo de su historia y su creador. Deja de ser ese personaje, plano, gris, apenas descrito y ha ganado en matices y en dimensiones y se planta frente al Autor, como muchos otros personajes han hecho, aunque nunca de manera tan literal.
Termino esta reseña aplaudiendo al autor por esta carta de amor a la Literatura, por poner un espejo frente al lector que no puede sino sentirse reflejado.

Título: El reflejo infinito
Autor: Carlos Arroyo Cobos
Editorial: Diversidad Literaria
Edición: Rústica con solapas/ 136 páginas
Portada: Inés Vera Santos
ISBN: 9788494818042
Sinopsis:
“Octavio se siente atrapado por la lectura y ve desvanecerse una niebla entre las letras antes de encontrarse físicamente en la novela que está leyendo. Muchas dudas le asaltan, pero la más importante es ¿cómo saldrá de allí?”
Un comentario en “Reseña: El Reflejo Infinito”